MINI John Cooper Works: una prueba en pista del rendimiento del Hot Hatch

4

El último MINI John Cooper Works (JCW) tiene mucha potencia bajo su icónico capó, pero ¿está a la altura de la reputación de la marca en cuanto a manejo de karts en pista? Una evaluación inicial revela fortalezas y frustraciones a medida que este hot hatch aborda curvas cerradas y exige una intervención precisa del conductor.

Entrar en el JCW actualizado es más como ponerse al volante de una evolución que de una revolución. Comparte su estilo con su contraparte totalmente eléctrica (salvo por el prominente escape), pero su corazón mecánico late de manera diferente: un familiar motor de gasolina turboalimentado de 2.0 litros de BMW combinado con una transmisión automática de doble embrague de siete velocidades. Si bien la potencia se mantiene sin cambios en 228 bhp, el par se ha incrementado a 380 Nm, suficiente para impulsar este pequeño auto de alto rendimiento de 0 a 62 mph en enérgicos 6,1 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 155 mph.

Pero para los puristas de MINI (especialmente aquellos que crecieron con la herencia de la marca), la aceleración absoluta en línea recta pasa a un segundo plano frente a la destreza ágil en las curvas. Para explorar verdaderamente estas dinámicas, nuestra prueba llevó el JCW al Curborough Sprint Course en Staffordshire, una cinta retorcida de asfalto donde la precisión y el equilibrio son los reyes.

“El MINI tenía mucho agarre… incluso cuando se le empujaba con fuerza”

El día en la pista reveló tanto los puntos fuertes como las frustraciones del coche.

Una de las primeras cosas que me llamó la atención fue el notable agarre del JCW, incluso en curvas agresivas; Fue necesaria una cantidad considerable de provocación antes de que el coche empezara a mostrar sus límites. La suspensión, ajustada con notable firmeza para el uso en carretera, se transformó en una ventaja en la pista, otorgando al MINI una agilidad y capacidad de respuesta sorprendentes en cambios rápidos de dirección. La dirección característica de MINI ofrecía una respuesta aguda y una ponderación precisa, lo que aumentaba aún más la confianza y animaba a los conductores a esforzarse más.

Sin embargo, esta búsqueda de acorralar el nirvana no estuvo exenta de contratiempos.
La transmisión, con sus diminutas paletas colocadas de manera incómoda detrás del volante de borde grueso, resultó ser un desafío durante la conducción dura. Cambiar manualmente de marcha en las curvas cerradas de la pista era complicado e impreciso; A menudo parecía más conveniente dejar el JCW en modo automático, a pesar de las dudas ocasionales al responder a las acciones del conductor.

Para complicar aún más las cosas en la pista, estaba el deseo del motor de cambiar, incluso cuando se busca el máximo rendimiento en marchas más altas. Esto a veces le robaba al auto un impulso valioso al salir de una curva que necesitaba toda la potencia y el torque que podía reunir.

A pesar de estas deficiencias, el MINI JCW soportó el agotador día sin quejarse. Las temperaturas se mantuvieron dentro de rangos aceptables y los frenos no mostraron signos de fatiga después de un uso implacable.

¿El veredicto? El MINI John Cooper Works ofrece un rendimiento emocionante en la pista con su potente motor y su manejo preciso. Pero algunos compromisos en la configuración de la transmisión arruinan una experiencia de conducción impresionante en circuitos exigentes.